lunes, 30 de julio de 2012

Pensamiento

La verdadera sociedad libertaria no llegará sino después de mucho tiempo, quizás en cuatrocientos o quinientos años: Cuando la democracia en todas sus expresiones termine de desmoronarse. 
Lo hará con ayuda de lo que hoy llamamos Internet y que será el mundo para ese entonces, y se apoyará sobre una moral totalmente despolitizada (en el sentido estatal de la palabra). 

El terror soviético en Hungría. Gulag


Durante mi viaje por Europa tuve la oportunidad de visitar el Museo del Terror en Budapest, en donde se relata el sufrimiento que el pueblo húngaro vivió durante el siglo veinte. Dentro del museo se podía encontrar boletines de información con un relato histórico de lo que se veía en las salas. Guardé lo boletines con el objetivo de traducirlos (del inglés) y postearlos poco a poco en el blog. Es ahora, que el socialismo se publicita en campañas como inocuo y pacífico, cuando debemos hacer énfasis en su verdadera historia.


Monumento Museo del Terror. Budapest

Gulag

La población prisionera húngara tuvo que enfrentar “limpieza étnica”, movilizaciones y trabajos forzados durante el siglo veinte bajo el régimen de la Unión Soviética.
Las llamadas “abducciones” de la población húngara llegaron en dos momentos. Después de ocupar la región, las fuerzas soviéticas pusieron a la población húngara bajo presión. El trabajo ofrecido resultó significar años de trabajos forzados. De acuerdo a los registros, aproximadamente 300 personas fueron tomadas de Hajduboszormeny, 600 de Balmazujvaros, 2000 de Nyregyhaza, 1500 de la región del río Tisza, 1000 de la zona húngara de Bodrogkoz y 5000 de la ciudad de Budapest.
La segunda ola de “abducciones” llegó después de una resolución del Comité de Defensa de la Unión Sovietica el 16 de Diciembre de 1944. La resolución que señalaba la “movilización” de alemanes físicamente capaces afectó a toda la sociedad húngara. Hay documentos que prueban que los soviéticos debían conseguir un número objetivo de prisioneros. Al comienzo, puesto que en la región no existían suficientes habitantes alemanes, se tomaron personas con apellidos que parecían alemanes. Finalmente, para llenar la cuota se apuntó incluso a adolescentes menores a 18 y a adultos mayores a 60 años. Se vieron deportaciones masivas en Sub-Carpathia, en Transilvania y en el este de Eslovaquia que entonces eran parte de Hungría. Las llamadas “abducciones” tomaban muy en cuenta el factor político: Los órganos de seguridad soviéticos removían a cualquiera que consideraban peligroso para el régimen. Es así como líderes políticos, ministros, miembros del parlamento, embajadores, oficiales de la armada, sacerdotes y profesores terminaron en prisiones soviéticas y campos de trabajo forzado. Raoul Wallenberg, el reconocido diplomático sueco que salvo la vida de miles de judíos fue capturado por la Unión Soviética durante las mencionadas abducciones. De acuerdo con documentos húngaros y soviéticos, entre 130 y 180 mil civiles fueron capturados y deportadas del área que hoy comprende Hungría.  Junto a los soldados, la mayoría de los cuales fueron tomados por la fuerza después del cese a hostilidades en Europa, alrededor de 600-700 mil húngaros terminaron cautivos.
La población húngara deportada era llevada a los centros de recepción, lugar en donde se les asignaba un campo temporal. Las condiciones de trabajo eran deplorables, muchos de los prisioneros morían en esta primera etapa. A los sobrevivientes se les llevaba a campos más alejados que formaban parte del enorme gulag soviético.
El sistema soviético de concentración y “campos de trabajo” fue organizado en 1919 con el objetivo de segregar, castigar y utilizar el trabajo de los enemigos del régimen. El término “Gulag” originalmente se refería a la administración central de los campos, sin embargo, su uso común señala cualquier campo de concentración soviético.
Muchos murieron con el pasar de las décadas en los campos del gulag. Hubo años en los que debido a la brutalidad de los guardias, a la cantidad de ejecuciones dictaminada por las autoridades soviéticas, a las condiciones inhumanas, a las 10-12 horas de exhaustivo trabajo, al hambre y al frío, el número de víctimas ascendía a más de un millón. Los prisioneros trabajaban en minas, carreteras, diques y otro tipo de construcciones sin adecuadas herramientas, vestimenta y alimentación.