jueves, 26 de enero de 2012

El ancestral imperio chino y los impuestos.


Confucio 551 a.C - 479 a.C

China tiene más de tres mil años de historia escrita, sin duda es una de las civilizaciones más antiguas de Tierra. El imperio de la Gran Muralla ha sido gobernado mayormente de manera autoritaria, y ha dejado ver una interesante interacción del gobierno y el pueblo en el campo de los impuestos.
El pensar chino con respecto a impuestos se remonta a los tiempos de Confucio (500 a.C) Su filosofía al respecto duró más de dos mil años. En China el emperador era reconocido como el “Hijo del Cielo”, sin embargo, en contraste con los faraones y los reyes occidentales, el emperador chino podía perder su poder y su condición divina si reinaba opresivamente. “Opresivamente” históricamente ha significado abusar de los impuestos y empobrecer al pueblo. Confucio estableció los límites para la imposición tributaria en un diez por ciento de la producción.
Existe evidencia considerable que sugiere que la ancestral cultura china se tomaba el tema de los impuestos en serio. Mencius, conocido como el Segundo Sabio después de Confucio, cuenta en sus escrituras que debe hacer un rey al respecto de impuestos:

  • En negocios grava el beneficio, no toda la producción.
  • Si la tierra ya paga impuestos, no graves la producción, entonces todos los mercaderes del mundo aceptarán mantener sus existencias en tus mercados.
  • Si en los puertos hay inspección pero no hay impuestos, todos los viajeros del mundo estarán complacidos de viajar en tu país.
  • En el caso de agricultores, si no los gravas, todos los agricultores del mundo aceptarán trabajar en tus campos.
  • Si los trabajadores de tus viviendas no están sujetos a un impuesto por persona, todos los trabajadores del mundo estarán complacidos de ser tus súbditos.

Mencius escribió sobre la paz que traería el respeto al “Mandato del Cielo”, dicho mandato era el de no exceder el diez por ciento en imposiciones tributarias. Al igual que Thomas Jefferson, Mencius escribió sobre el derecho sagrado de insurrección en contra de un gobierno opresivo.
Sin embargo, como en la historia occidental, existieron varios emperadores cuya sed de poder les llevó a elevar los impuestos exorbitantemente y oprimir al pueblo. El “Mantato del Cielo” fue ignorado, entre otros, en el año 221 a.C por el emperador Shih Huang-ti, quien, habiendo establecido su reinado sobre todo el territorio chino, se concentró en la construcción de la Gran Muralla China.  Aumentó el impuesto del 10% al 50% y estableció un “impuesto” humano obligatorio (esclavitud). Shih Huang-ti se convirtió en el primer emperador de la dinastía Qin. Es también conocido por los Guerreros de Terracota, la incineración de libros y el enterrar vivos a varios eruditos. No duró mucho tiempo en el poder, diez años después de haber perdido el “Mandato del Cielo” fue destronado.
El emperador Ching Ti (157-144 a.C), en total oposición a lo que había hecho Huang-ti, gobernó sabiamente y se ganó el apoyo del pueblo. Su gobierno era etiquetado como “gobernar sin hacer nada”, un paralelismo claro a lo que hoy se conoce como laissez-faire. Ching Ti declaró el impuesto cerca del 3%, por debajo de la regla confuciana del 10%. Resulta poco sorpresivo que bajo el reinado de Ching Ti haya florecido la prosperidad y la abundancia.
Emperador Wu Ti
A pesar de la sabiduría de Ching Ti, su sucesor, el emperador Wu Ti, fue uno de los peores tiranos de la historia imperial. Wu Ti ostentó el trono por más de cuarenta años (141 a.C-87 a.C), su apetito opresivo no conoció límite alguno: se gastó las reservas del reino en lujosos palacios y en sus numerosos harenes; cuando se vio sin dinero suficiente, encontró la manera de drenar más de los bolsillos de su gente y aumentó los impuestos. La carga tributaria a los mercaderes se multiplicó por cinco. Introdujo nuevos impuestos, entre otros, gravó el transporte. Cuando supo de la evasión, instituyó un sistema de cobranza de impuestos que incluía espías e informadores. Castigó a los agricultores que evadían o no pagaban y confiscó sus campos. Además, intervino en el mercado y monopolizó la producción de sal, hierro y alcohol; controló los precios de los cereales y ordenó a la aristocracia que entregara un tributo en oro (2).
El régimen de Wu Ti, marcado por la opresión y la guerra, terminó sorpresivamente con un re-instauración del mandato de Mencius y la filosofía confuciana del “diez por ciento”. La historia deja ver algo muy peculiar en Wu Ti de la dinastía Han: el emperador se arrepintió de sus acciones pasadas e institucionalizó un cambio durante su reinado. En el mundo de hoy, no hay recoveco alguno en la política donde se pueda ver algo similar (Alan García no es un buen ejemplo), ya sea por la debilidad institucional de la democracia o por una falta moral más profunda. Los gobiernos de hoy han sobrepasado con holgura los abusos de Wu Ti y resulta inimaginable una marcha atrás dentro del marco político del siglo XXI.
La ancestral cultura china, además del confucianismo, dio a luz a una corriente de pensamiento profundamente libertaria, el taoísmo. Para terminar este texto, me permito citar unas frases escritas por LaoTsu hace más de 2,500 años (1):

LVII
(…)
Cuantas más prohibiciones y tabúes existan en el mundo, más se empobrecerá el pueblo. 
(…)
Cuanto más claros y específicos son las leyes y reglamentos,
más numerosos serán los ladrones y bandidos.
Por lo tanto, el Sabio dice:
“Yo no actúo y el pueblo se transforma a sí mismo.
Yo amo la tranquilidad y el pueblo se rectifica por sí mismo.
No tengo asuntos y el pueblo se enriquece por sí mismo.
"Tao Te Ching"
(…).

LXXV
Si el pueblo se muere de hambre,
es porque los que están arriba comen mucho de los impuestos;
es por esta razón que sufren de hambruna.
La razón por la cual el pueblo es difícil de gobernar,
es porque los de arriba se dedican a la acción,
por ello es difícil de gobernar.
Si el pueblo considera a la ligera la muerte,
es porque los de arriba exigen mucho de la vida.
Por ello consideran a la ligera la muerte.
(…)




Este artículo se basa mayormente en lo escrito por Charles Adams en el capítulo “China: The Mandate of Heaven”, del libro “For Good and Evil, The impact of taxes on the course of civilization”. Por otro lado, existen algunos autores que han escrito sobre el tema desde un punto de vista menos político, entre ellos, Murray Rothbard elaboró el artículo "The Ancient Chinese Libertarian Tradition" y Roderick T.Long el enriquecedor ensayo Austro-Libertarian Themes in Early Confucianism. Sobre el tema, recomiendo revisar Los impuestos y la ancestral opresión a los judíos y La Piedra Rosseta y los impuestos en Egipto.

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  1. El Dao De Jing Lao Zi. Traducción por Renaud W. Neubauer. Universidad San Francisco de Quito. Primera Edición. Quito, 2007.
  2. Cualquier parecido con la actualidad no es pura coincidencia, el poder político tiene formas inmutables.


   

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