domingo, 27 de junio de 2010

Imagínate:


Imagínate un mundo sin fronteras, donde cada ser humano pueda viajar donde quiera, con lo que quiera y sin impedimentos legales.
Imaginate un mundo sin guerras, pues sólo los gobiernos tienen el dinero y el motivo de financiar una invasión. Un mundo en el que la Patria no sea más que el nombre y el color de tu tierra... no una píldora despótica responsable de miles de millones de muertes.
Imagínate un mundo en el que la cultura sea libre, no el resultado de las consideraciones de un burócrata y de las obras "culturizantes" de sus artistas de gusto o conocidos.
Imagínate un mundo en el que la justicia no sea un monopolio del Estado, un tentáculo enorme que le permita auto-inmunizarse, auto-perdonar sus ponsoñosas corrupciones y declararse conocedor de lo que deberían y no deberían ser tus propios derechos.
Imagínate un mundo en el que no exista un ministro que crea que se puede manejar la economía, miles de millones de trueques diarios, como si se tratara de hervir leche.
Imagínate un mundo en el que nadie pueda restarle valor a tu dinero, sudor de tu frente, con tan solo aplastar un botón e imprimir papeles que digan "legal tender" y cuenten con la decorativa firma de un banco al que llamaron "central". Imprimirlos en respuesta a impulsos estomacales, a sondeos de aceptación en épocas de elecciones o a enfriamientos demoniacos de aquello que no entienden y que con temor llaman especulación.
Imagínate un mundo en el que ni siquiera sea obligatorio sacar la cédula de identidad, ni hablar de la papeleta de votación.
Imagínate un mundo en el que no exista la demagogia por simple imposibilidad técnica.
Imagínate un mundo en el que el "servicio militar" fuera concebido como una aberración vomitiva e incongruente.
¿Porqué no sería posible ese mundo? ¿Qué habría de malo en ese mundo? Sí, algo de malo seguro, incluso comparado con este.
¿Qué habría de bueno? Todo lo demás.

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